Resistencia en medio del temor colectivo
En medio de un clima de tensión generalizada en Estados Unidos, una importante metrópolis occidental ha tomado una postura firme contra las directrices del mandatario nacional. Pese a la posibilidad de confrontación con fuerzas militares, los residentes de esta localidad han decidido romper el silencio, siguiendo una histórica línea de oposición a autoridades abusivas.
Manifestaciones multitudinarias y mensajes contundentes
Un periodista presenció una concentración masiva en el área central del municipio, donde miles de ciudadanos portaban pancartas exigiendo “educación, no deportación”. Entre los asistentes, muchas voces expresaron su temor, aunque coincidieron en la necesidad de hablar por quienes no pueden hacerlo.
“Tienes miedo de estar aquí?”, le pregunté a una de las asistentes. Me dijo que sí pero que sentía la obligación de hablar por aquellos que no lo pueden hacer.
La diferencia principal con otras zonas del país radica en que aquí se ha transformado el miedo en acción colectiva.
Presencia militar y dilemas éticos
El escenario incluye una significativa cantidad de efectivos militares posicionados cerca de los puntos de protesta.
Les pregunté a tres de ellos si hablaban español y me dijeron que sí. Pero no quisieron decirme nada más.
Estos soldados, movilizados por directrices federales, enfrentarían un dilema al tener que intervenir contra personas de su misma etnia en una ciudad donde casi la mitad de la población tiene origen latino.
Historia y diversidad cultural
La urbe destaca por su rica mezcla cultural, con un tercio de sus habitantes nacidos en otras naciones. Su pasado como asentamiento mexicano hasta mediados del siglo XIX se refleja en su composición actual. Las banderas tricolores mexicanas son comunes durante las movilizaciones, recordando sus raíces históricas.
Impacto de políticas migratorias
Las medidas impulsadas por el gobierno federal han generado una respuesta contundente.
Trump quiere deportar a la mayoría de los 14 millones de indocumentados que hay en Estados Unidos. Y aunque ese objetivo es prácticamente imposible, su gobierno se ha puesto como meta la deportación de tres mil personas diarias.
Las escenas de agentes federales realizando operativos en diversos espacios han generado imágenes impactantes, como la de un menor pidiendo calma a su madre detenida.
Legado de contribuciones migratorias
Las protestas también buscan recordar el rol fundamental de la comunidad inmigrante durante la pandemia y su presencia constante en labores esenciales.
“Muchos en Estados Unidos se han olvidado de que fueron los inmigrantes indocumentados quienes sostuvieron a este país durante la pandemia, y que son los que les dan de comer al resto de la población, quienes cuidan a sus hijos y los que hacen los trabajos que nadie más quiere hacer”.
Decisión de no rendirse
La ciudad mantiene su postura de resistencia frente a las políticas actuales. Aunque se anticipa una posible escalada en medidas coercitivas, los residentes han dejado claro que ya no aceptarán la pasividad como opción.