En condiciones donde las temperaturas exceden los 35 grados, los alimentos se degradan con mayor velocidad, facilitando la proliferación de microorganismos que provocan enfermedades digestivas. Especialmente las salsas, por permanecer expuestas prolongadamente, son altamente vulnerables a la contaminación.
Factores que influyen en la descomposición
La doctora Yazmín Quiñones Pacheco, especialista en nutrición infantil y trastornos digestivos, asegura que los elementos ambientales inciden directamente en la inocuidad de los alimentos. A diferencia de las infecciones estomacales comunes, las intoxicaciones suelen estar vinculadas con el calentamiento excesivo que activa la reproducción bacteriana.
“Arriba de los 30 grados los alimentos se descomponen con más rapidez, y a más de 35 o 40 grados, hay más probabilidad de que se descompongan más rápido, pues las bacterias se reproducen a mayor velocidad”, explica.
Alimentos de alto riesgo
El arroz es uno de los productos más propensos a contaminarse por la bacteria B. Celius, especialmente cuando se cocina, almacena y vuelve a calentar. Este proceso térmico abrupto favorece la rápida multiplicación del microorganismo. Los síntomas pueden manifestarse entre media hora y dos horas después del consumo, incluyendo malestar estomacal, expulsión de contenido gástrico y evacuaciones líquidas.
Otros productos altamente sensibles son las proteínas de origen animal como aves, pescado, res y cerdo, propensas a albergar salmonella y E. Colli. Para evitar riesgos, es fundamental asegurar una cocción completa y refrigerar sobrantes inmediatamente después de las comidas.
Recomendaciones para manipular alimentos
La experta advierte que no se debe exponer repetidamente los alimentos al ambiente para calentarlos. “Si se calienta todo, se debe consumir en ese momento y ya no guardar nada en el refrigerador, porque hay un riesgo de proliferación de bacterias”.
Productos como cremas, salsas caseras y derivados lácteos requieren especial atención. Para preservarlos, se sugiere congelarlos si no se usarán pronto. También es crucial el lavado frecuente de manos durante la preparación y utilizar agua purificada.
Intoxicación por agua contaminada
“Hay quienes hacen limonada, y le agregan hielo que no está hecho de agua purificada, no está limpio, y es una forma de intoxicación”, enfatiza la especialista. La deshidratación derivada de vómitos y evacuaciones frecuentes puede llegar a ser crítica, especialmente en adultos mayores, embarazadas y menores de dos años.
¿Cómo actuar ante una intoxicación?
En casos generales, se recomienda rehidratación con suero oral y electrolitos después de cada episodio de vómito o evacuación. Se debe evitar bebidas azucaradas o gelatinas. Si los síntomas remiten en un día, se puede iniciar con una dieta suave incluyendo vegetales cocidos.
La especialista señala que existe desconocimiento generalizado sobre técnicas adecuadas de manipulación de alimentos, por lo que propone programas educativos en centros escolares y comunidades.
Prevención en eventos sociales y lonches escolares
Las fiestas representan un alto riesgo debido a la preparación anticipada de grandes cantidades de comida que permanece mucho tiempo sin refrigeración. Lo mismo ocurre con los alimentos que los niños llevan a la escuela. Se sugiere evitar productos lácteos y optar por frutas con cáscara o cereales comerciales.
“La capacitación sobre este tema es importante, pues la mayoría de las personas desconoce sobre esto, e incluso es común comprar y comer un esquite o algún otro alimento en la calle, sin saber cuánto tiempo estuvo expuesto al sol, lo cual es un riesgo para la salud”, concluye la especialista.