El gobierno haitiano ha establecido una colaboración con Erik Prince, reconocido empresario del sector militar privado y figura cercana al expresidente estadounidense Donald Trump, con el objetivo de implementar operaciones letales contra organizaciones criminales que controlan extensas zonas del país y mantienen en vilo a la población.
Operativos con drones y envío de mercenarios
Según fuentes de seguridad estadounidenses y haitianas, Prince —fundador de la controvertida empresa Blackwater Worldwide— ha firmado un acuerdo para intervenir contra bandas que han asesinado a civiles y tomado el control de grandes áreas territoriales. Expertos en seguridad han revelado que desde marzo de este año, su equipo ha estado utilizando drones para operaciones de combate, aunque no se ha reportado la eliminación o detención de objetivos de alto rango.
Además, se espera que Prince movilice hasta 150 mercenarios hacia Puerto Príncipe durante el verano boreal, después de haber enviado un importante cargamento de armas al país, según dos especialistas consultados.
Apoyo externo sin claridad contractual
Funcionarios estadounidenses han confirmado que tienen conocimiento de esta alianza, aunque no se han revelado los términos específicos del contrato, incluyendo el monto económico acordado. Aunque el Departamento de Estado no financia directamente a Prince ni a sus empresas, su experiencia en operaciones militares privadas lo convierte en un actor clave en esta iniciativa.
Contexto de crisis y desesperación
La situación en Haití ha escalado a niveles críticos desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. Grupos armados han intensificado sus acciones violentas, tomando prisiones, atacando hospitales y obligando a más de un millón de personas a desplazarse de sus hogares. Autoridades de la ONU han advertido que la capital podría caer bajo el dominio total de las pandillas si no se toman medidas efectivas.
La falta de recursos y personal capacitado en las fuerzas locales ha llevado al gobierno haitiano a recurrir a contratistas privados equipados con tecnología avanzada, incluyendo drones y helicópteros. Esta no es la primera vez que empresas de seguridad estadounidenses operan en Haití, aunque los detalles de sus actividades suelen mantenerse en secreto.
Polémica trayectoria de Erik Prince
Prince, conocido por su participación en conflictos internacionales y por su vinculación política con el expresidente Trump, ha estado envuelto en controversias a lo largo de su carrera. Entre ellas se destacan el escándalo de Blackwater en Irak —donde sus agentes fueron responsables de la muerte de 17 civiles en 2007— y acusaciones de violar un embargo de armas en Libia. Además, en 2017 fue investigado por el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes por supuestas mentiras sobre una reunión con un representante ruso.
“Mi nombre se ha convertido en cebo de clics para quienes les gusta entretejer teorías conspirativas”, declaró Prince en una entrevista con The New York Times en 2021.
Expectativas y preocupaciones
El ministro de Economía y Finanzas de Haití, Alfred Métellus, ha señalado que las puertas están abiertas a cualquier ayuda externa que pueda contribuir a estabilizar la situación. No obstante, expertos como Rod Joseph, exmilitar haitiano y dueño de una empresa de entrenamiento de seguridad en Florida, han expresado preocupación por la falta de supervisión estadounidense en esta operación.
“Deberíamos estar muy preocupados, porque si es del gobierno estadounidense, al menos puede tener la apariencia de tener que responder ante el Congreso. Si el contrato es suyo, no le debe explicaciones a nadie”.
Joseph también señaló que Prince le propuso enviar soldados salvadoreños junto con helicópteros para atacar a las pandillas, aunque se negó a facilitar información sobre veteranos haitiano-estadounidenses sin mayores detalles sobre la misión.
¿Solución temporal o riesgo mayor?
Para Sean McFate, analista de la Universidad Nacional de Defensa y autor de The Modern Mercenary: Private Armies and What They Mean for World Order, la presencia de Prince en Haití refleja una tendencia en la industria de la seguridad privada, aunque genera escepticismo entre otros actores del sector.
“Siempre vale la pena observar hacia dónde va Prince, porque es una especie de barómetro de adónde cree que puede llegar el mundo de Trump, y quiere ganar dinero con ello”.