Descubrimiento científico reescribe la historia de la lepra en el continente americano
Un grupo de especialistas del Instituto Pasteur, el CNRS y la Universidad de Colorado, trabajando en conjunto con diversas instituciones globales, ha revelado evidencia que desafía creencias históricas sobre la llegada de la lepra al continente americano. La investigación indica que Mycobacterium lepromatosis, una de las dos bacterias causantes de la lepra, infectó a poblaciones humanas en América al menos 1,000 años antes de la colonización europea.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista Science, se centra en una especie bacteriana descubierta en 2008 en un paciente mexicano y posteriormente identificada en ardillas rojas británicas. Esto contradice la idea generalizada de que la lepra fue introducida en América únicamente por colonizadores europeos.
Investigación basada en análisis genéticos de muestras antiguas y modernas
El trabajo, liderado por investigadores del Laboratorio de Paleogenómica Microbiana del Instituto Pasteur y la Universidad de Colorado, analizó el material genético de casi 800 muestras. Estas incluyeron restos humanos antiguos obtenidos de sitios arqueológicos y casos clínicos recientes con manifestaciones compatibles con lepra. La colaboración involucró a más de 40 expertos de múltiples disciplinas, incluyendo arqueólogos y representantes de comunidades indígenas.
Según explica la doctora María Lopopolo, primera firmante del estudio:
“Este descubrimiento transforma nuestra comprensión de la historia de la lepra en América”
. La investigadora destacó que la enfermedad ya era endémica entre los habitantes originarios mucho antes de la llegada de los europeos.
Evidencia genética de rápida expansión a través del continente
Mediante técnicas avanzadas de análisis genético, los expertos lograron reconstruir genomas de Mycobacterium lepromatosis a partir de restos hallados en Canadá y Argentina. Sorprendentemente, cepas separadas por miles de kilómetros mostraron una alta similitud genética a pesar de datar de hace aproximadamente mil años.
Este hallazgo sugiere que la bacteria se dispersó rápidamente por América en un período relativamente corto, posiblemente en cuestión de siglos. Además, se encontró una rama ancestral que, aunque divergió hace más de 9,000 años del resto de las especies conocidas, continúa afectando a personas en Norteamérica actualmente.
Traslado transcontinental del patógeno en tiempos modernos
El análisis genético también reveló que las cepas identificadas en ardillas rojas británicas en 2016 pertenecen a un linaje americano que llegó al Reino Unido en el siglo XIX. Esto indica la capacidad reciente del patógeno para moverse entre continentes, probablemente mediante intercambios comerciales o movimientos humanos.
El director del laboratorio que lideró el estudio, Nicolás Rascovan, señaló:
“Apenas estamos comenzando a descubrir la diversidad y los movimientos globales de este patógeno recientemente identificado”
. El científico también planteó la posibilidad de que existan reservorios animales aún no identificados que puedan explicar la persistencia y dispersión de la enfermedad.