“Nada es real”, proclamaba John Lennon en 1967 mientras el grupo británico atravesaba una etapa creativa donde la imaginación superaba los límites de lo convencional. Esta época coincidió con la llegada de un personaje singular: Yannis Alexis Mardas, conocido como “Magic Alex”, cuya habilidad para vender ideas revolucionarias sin sustento técnico terminó costándole millones a los miembros de la banda.
Un genio sin límites ni credenciales
Originario de Grecia, Mardas llegó a Londres a los 23 años y comenzó a moverse en círculos artísticos alternativos. Sin formación académica en electrónica ni arte, aseguraba que sus talentos eran universales: “Soy un jardinero del rock y ahora me dedico a la electrónica. Quizás el año que viene haga películas o poemas”.
Su primer contacto con el mundo musical fue mediante Brian Jones de The Rolling Stones, para quien diseñó cajas de luces psicodélicas durante la gira europea de 1967. Sin embargo, su conexión definitiva llegó con John Lennon, quien quedó fascinado por el “Nothing Box”, un dispositivo de luces intermitentes que, bajo efectos psicodélicos, capturaba la atención del músico por horas.
Del taller de TV a la cúpula de Apple
El ingenio de Mardas para convencer al grupo no se basaba en pruebas tangibles, sino en su carisma y capacidad de proyectar soluciones futuristas. Según testimonios, John lo convirtió en su “nuevo gurú” y lo introdujo en la estructura corporativa de Apple, asignándole la dirección de Apple Electronics, una división destinada a desarrollar tecnologías disruptivas.
Entre sus proyectos más ambiciosos se encontraban un empapelado con parlantes integrados, pintura eléctrica para automóviles que cambiaba de color según la velocidad, un campo de fuerza para proteger las residencias de los músicos y hasta un sol artificial para eventos de la compañía. Aunque la mayoría de sus ideas nunca se concretaron, una excepción fue el precursor del identificador de llamadas con respuesta automatizada, aunque no se implementó gracias a sus esfuerzos.
El desastre del estudio personal
Uno de los episodios más costosos fue la instalación de un estudio de grabación en las oficinas de Apple, en Saville Row. Mardas prometió una consola de 72 pistas –una tecnología imposible para la época– y un sistema de insonorización mediante campos de fuerza. Según el ingeniero Geoff Emerick, las promesas técnicas eran irrealistas: “Lo que nosotros les ofrecíamos en EMI, le dijo a The Beatles que él podía construírselo más pequeño y mejor”.
El resultado fue un espacio inutilizable que obligó a George Martin a solicitar equipos de EMI para terminar el álbum Let It Be. George Harrison calificó la experiencia como “el mayor desastre de todos los tiempos”, destacando problemas como la falta de perforaciones en las paredes para cables y ruidos provenientes del aire acondicionado que interrumpían las sesiones.
De los negocios militares al olvido
Tras su salida de Apple, Mardas se dedicó al desarrollo de dispositivos electrónicos para defensa y protección de figuras públicas. Entre sus clientes se encontraban líderes como el rey de Jordania y el sultán de Omán, aunque la efectividad de sus productos fue cuestionada. En 1997 regresó a Grecia, donde falleció en 2017 a los 74 años.
A pesar de las críticas, Mardas negó en múltiples ocasiones las acusaciones en su contra, incluso ganando una demanda por difamación contra The New York Times. Su paso por The Beatles, aunque efímero, dejó una huella imborrable en la historia del grupo, demostrando que en su universo incluso los sueños más descabellados podían materializarse… aunque solo en la imaginación.