Atropello de mascota causa indignación
Un hecho que ha generado controversia en la capital hidalguense tuvo lugar cuando un uniformado de la policía local embistió a un perro en la colonia San Cayetano. Según relatos de testigos presenciales, el conductor de la patrulla no detuvo su trayecto tras el impacto, lo que generó la movilización de vecinos que intentaron alcanzar la unidad.
Las imágenes captadas por residentes del sector muestran el momento en que la patrulla con número HG-108A-8 continúa su trayectoria sin detenerse. Al lograr interceptar a los agentes, estos manifestaron no haber advertido el incidente, asegurando que no percibieron impacto alguno contra el animal.
Reclamos ciudadanos y acciones gubernamentales
La comunidad local ha expresado su descontento mediante plataformas digitales, exigiendo al edil Jorge Reyes implementar medidas correctivas. Mensajes como “Revisa a tu personal, observa sus acciones” y “Deberían dar ejemplo quienes ostentan autoridad” reflejan la postura de los habitantes.
La comuna de Pachuca confirmó la apertura de una investigación para aclarar los hechos. En caso de comprobarse la responsabilidad de los oficiales, se aplicarán sanciones de carácter administrativo.
Contexto de violencia animal en la región
Organizaciones dedicadas al cuidado animal han denunciado recientemente múltiples casos de agresiones en diversos municipios de la entidad, entre ellos el arrastre de un can en la zona urbana, un perro suspendido en Mineral de la Reforma y maltratos en Santiago Tulantepec.
Estadísticas oficiales revelan que durante 2024 se registraron 357 denuncias por crueldad animal en Hidalgo, promediando una diaria. Un caso emblemático fue el del perro Jefazo, cuyo atacante fue sentenciado a cuatro años de prisión, aunque obtuvo libertad mediante un acuerdo judicial al pagar una multa equivalente a 22,541 pesos.
Demanda por mayor protección animal
Colectivos defensores de animales en Hidalgo insisten en la necesidad de fortalecer las penas por maltrato, mejorar la capacitación de funcionarios públicos y promover una cultura de respeto hacia los animales. La Jauría de Balú, grupo activista local, ha señalado la urgencia de políticas públicas que refuercen estos valores sociales.
“Checa tus policías, ve qué cosas hacen”, “Tuvimos que ir correteando porque atropelló al perrito y le valió, se fue y lo dejó tirado (…) ellos como servidores públicos deben poner el ejemplo”