El estilo directo y confrontativo de Donald Trump hacia México establece una dinámica compleja, caracterizada por la imposición de prioridades estadounidenses sin llegar a una anexión explícita de otros territorios como Canadá o Groenlandia, o a la apropiación del Canal de Panamá.
Presión institucional y definición de roles
La participación de figuras clave del gobierno estadounidense, como la secretaria de Seguridad Interior Kristi Noem y la fiscal general Pam Bondi, refuerza la postura agresiva de Washington. La categorización de México como un adversario por Bondi, durante una audiencia senatorial con preguntas guiadas, revela la intención de Estados Unidos de consolidar su hegemonía sobre el país vecino.
Agenda estadounidense: cuatro pilares fundamentales
La estrategia estadounidense frente a México gira en torno a cuatro ejes: el control geopolítico para reafirmar su influencia global, la gestión migratoria para deportar a millones de indocumentados, la regulación comercial para repatriar empresas que buscaron mano de obra económica en el extranjero, y el combate al narcotráfico con el objetivo de neutralizar cárteles que operan desde México y han infiltrado estructuras en Estados Unidos.
Historia de resistencia y adaptación mexicana
Los gobiernos anteriores a la actual administración presidencial mexicana aplicaron una táctica conocida como “torear al adversario”, que permitió estabilizar las relaciones bilaterales en momentos de tensión. Durante el primer mandato de Trump, Palacio Nacional reconoció las ambiciones del entonces presidente estadounidense, ajustando su diplomacia a las exigencias del norte.
“La clave del modelo de torear al adversario le permitió a México cuando menos estabilizar los picos en las relaciones normales en una de las fronteras más complejas que ha habido en la historia del planeta”
La actual estrategia de “cabeza fría”
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha adoptado una postura que combina pragmatismo y resistencia simbólica, argumentando un enfoque de “cabeza fría” para ganar tiempo mientras se reconfiguran las dinámicas internacionales. Sin embargo, su gestión enfrenta limitaciones debido a la herencia ideológica de la administración anterior, lo que complica la relación con Washington.
Espacio para la maniobra diplomática
A pesar de la presión, México mantiene cierta capacidad de acción, como la entrega de cárteles criminales a Estados Unidos para reducir la tensión por el tráfico de drogas, o el cumplimiento selectivo de las normas migratorias. La geografía impone límites, pero también permite ejercer soberanía en temas críticos.
Limitaciones del trumpismo y percepción de alianzas
El entorno de Trump ha descartado opciones alternativas similares a las que Reagan utilizó en los años ochenta con la alianza PAN-empresarios-iglesia conservadora. El enfoque actual del gobierno mexicano, visto como un populismo moderado, se centra en evitar alianzas estratégicas con potencias rivales de Estados Unidos, aunque Washington reconoce que países como Rusia, China o Irán no comprometerían recursos significativos en apoyo a México.
El reciente endurecimiento contra instituciones financieras mexicanas por lavado de dinero se mantiene bajo control, ya que el objetivo estadounidense es neutralizar el flujo de narcodólares sin desestabilizar completamente el sistema político del país vecino.