En El Salvador, el transporte diario se ha convertido en un desafío monumental, con desplazamientos que alcanzan velocidades alarmantemente bajas durante las horas punta. Testimonios de ciudadanos reflejan la dura realidad: madrugar entre las 3:00 y las 5:00 horas para evitar embotellamientos es una práctica común, mientras que algunos optan por dormir en sus vehículos antes de enfrentar el caos vial matutino.
Un sistema en crisis
Según la Mesa Nacional de Transporte, el promedio de movimiento en hora pico oscila entre 3 y 9 kilómetros por hora, un dato que pone en evidencia la ineficiencia del sistema actual. Quienes utilizan el transporte público invierten entre cuatro y cuatro horas y media diarias en traslados, tiempo que podría destinarse a actividades productivas.
El escenario proyectado es aún más desalentador: en cinco años, la cantidad de vehículos en el país superará los tres millones, aumentando la presión sobre una infraestructura ya colapsada. “Lo que más me preocupa es que, parece, a nadie le preocupa”, asegura Andrés Espinoza, fundador del movimiento San Salvador, Otra Ciudad es Posible.
Propuestas para una movilidad sostenible
El activista presenta un plan detallado con seis medidas específicas para combatir el problema:
- Reducción del efecto cascada: implementar horarios estrictos para carga y descarga de mercancía, cambiar la recolección de basura a horario nocturno, restringir estacionamientos comerciales en vías principales y promover transporte escolar colectivo.
- Escalonamiento de horarios laborales y educativos: dividir los picos de tráfico estableciendo diferentes entradas para estudiantes, empleados públicos y trabajadores del sector privado.
- Creación de estacionamientos estratégicos: liberar las arterias principales mediante la utilización de terrenos ociosos para parqueaderos de corta y larga duración.
Reorganización territorial y tecnología
El plan incluye estrategias para reconducir el desarrollo urbano, transformando ciudades dormitorio en centros económicos locales. “Entre más cerca de la vivienda se trabaja, más se eleva la productividad individual”, explica Espinoza, quien también resalta los beneficios del transporte alternativo como la bicicleta cuando las distancias son reducidas.
La modernización del control semafórico es otra prioridad: a pesar del reemplazo de equipos, la sincronización sigue pendiente. “Una efectiva sincronía puede agilizar los desplazamientos hasta en un 15%”, aseguran diversos estudios técnicos.
Una empresa de transporte metropolitano
La propuesta final apunta a la creación de una EMPRESA METROPOLITANA DE TRANSPORTE, un sistema integrado donde el Estado actúe como coordinador y los empresarios del sector participen según el tamaño de sus flotas. “Más que recursos, necesitamos voluntad e iniciativa de todos los sectores”, concluye el activista, quien destaca que el sistema ideal requeriría solo 1,200 unidades frente a las más de 5,000 actuales.
“Los salvadoreños merecemos un mejor sistema vial, que no solo sea eficiente si no también rentable para todos los actores, incluyendo a los usuarios. Más que recursos, necesitamos voluntad e iniciativa de todos los sectores, que nos hagamos oír, porque solo mejores ciudadanos hacemos mejores ciudades”.