Antecedentes de una medida inusual
En un artículo publicado el 9 de junio de 1894 por el semanario El Tepiqueño, se dio a conocer una propuesta que generó gran controversia en su época: los menores que llegaran tarde a las aulas escolares enfrentarían sanciones económicas que oscilarían entre 10 centavos y 7 pesos. Esta cantidad representaba una importante suma en aquella época del Porfiriato.
Reacciones y misterio histórico
Lo más curioso del asunto es que, después de la publicación inicial, no hubo más noticias sobre el tema en las ediciones siguientes. Ni confirmación oficial, ni desmentido, ni seguimiento periodístico. Entre las hipótesis que surgieron estaban: una estrategia para fomentar puntualidad, una broma editorial o un intento fallido de implementar una política real.
“¡Noticia de última hora!… bueno del 9 de junio en 1894.”
Crítica contundente
El propio periódico El Tepiqueño mostró una postura claramente contraria a la medida, calificándola como “infame, absurda y cínica”. En una sociedad donde muchas familias luchaban por cubrir necesidades básicas, la idea de castigar económicamente el retraso escolar generó fuertes críticas.
Contexto educativo del siglo XIX
Para entender mejor la situación, era común en ese periodo utilizar métodos punitivos en la educación. La puntualidad no era vista simplemente como una buena costumbre, sino como un requisito obligatorio con consecuencias económicas. Actualmente, aunque las sanciones monetarias ya no existen, persisten otras formas de aportaciones escolares que, según algunos, podrían interpretarse como coercitivas.
“Porque, aunque las multas ya no estén en vigor, las famosas ‘cuotas voluntarias’ siguen acechando con disfraz de colaboración.”