Confrontación sindical por regulación sanitaria
El Consejo General de Enfermería (CGE), que agrupa a 345,000 profesionales en España, exige claridad a la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) tras cuestionar la legalidad de las actuaciones enfermeras en prescripción, pese a haber sido uno de los organismos que firmó dicha regulación junto con otros organismos sanitarios y el Ministerio de Sanidad.
Clarificación sobre competencias profesionales
“Llama la atención que la agrupación sindical que preside Miguel Lázaro hable de ilegalidad cuando se refiere a la prescripción enfermera”, señalan desde el CGE, destacando que este sindicato participó en la creación de la normativa. “El Sr. Lázaro y la CESM faltan a la verdad al hablar de actos ilegales con el objetivo de generar dudas sobre prácticas que benefician al sistema sanitario”, indica su comunicado oficial.
El organismo recuerda que la “dispensación” corresponde a farmacéuticos, mientras que la prescripción enfermera, entendida como “uso, indicación y autorización de dispensación”, está reconocida legalmente por la legislación vigente.
Defensa del rol enfermero en el sistema sanitario
El CGE reitera que las enfermeras y enfermeros “desde hace décadas cuidan, realizan seguimiento de pacientes, hacen recomendaciones sanitarias y promueven hábitos saludables”, enfatizando que su objetivo es el reconocimiento jurídico de funciones ya ejercidas históricamente.
“No son funciones excluyentes sino complementarias y necesarias para los ciudadanos”, agregan, diferenciando los diagnósticos médicos de los tratamientos enfermeros, ambos esenciales en la atención sanitaria integral.
Crítica a resistencias institucionales
El Consejo atribuye los conflictos a “ciertas élites médicas que desean mantener a la profesión enfermera en posición subordinada”, en contraste con los profesionales que trabajan diariamente de forma coordinada. Señalan que “algunos echan de menos la Sanidad de hace medio siglo y descuidan sus responsabilidades actuales”.
El comunicado concluye afirmando que “la evolución de un sistema sanitario universal no se puede defender desde el inmovilismo ni los ataques a otras profesiones”, reivindicando el papel fundamental de las enfermeras en la atención primaria, cronicidad y educación sanitaria.