Espectáculos

Cien años de legado teatral de Rosario Castellanos: una voz ausente en los festejos

Un viaje marítimo en busca de la escritura

Para su viaje a España en busca de estudios académicos, Rosario Castellanos optó por el transporte marítimo en compañía de su amiga Dolores Castro, a pesar de que implicaba una travesía más prolongada. Esta decisión le permitió disfrutar de ciudades costeras, dedicar tiempo a la lectura y mantener correspondencia con Ricardo Guerra, su pareja sentimental en ese entonces.

Reconocimiento póstumo y homenajes sostenidos

Tras su fallecimiento en 1974 en la embajada de México en Israel, su cuerpo fue repatriado vía aérea al Aeropuerto Internacional Benito Juárez. Fue recibida por un grupo conformado por familiares, políticos, amigos, lectores, escritores y excompañeros universitarios. Como parte del reconocimiento, Jaime Sabines escribió el poema Recado a Rosario Castellanos, donde mencionaba que sería enterrada en la Rotonda de los Hombres Ilustres y que El Excélsior le dedicaría un suplemento especial.

Un legado que trasciende el tiempo

En el marco del centenario de su nacimiento, se han organizado múltiples eventos en su honor: artículos, libros conmemorativos, exposiciones, conferencias, concursos literarios, mesas redondas y ferias del libro. Estos esfuerzos reflejan el impacto que su obra ha tenido a lo largo del tiempo.

Descubrimiento personal y lecturas formativas

Durante su juventud, la autora de la nota conoció la obra Las siete cabritas de Elena Poniatowska, que retrata a figuras femeninas relevantes de la historia mexicana, entre ellas Rosario Castellanos. Durante sus estudios en la Facultad de Estudios Superiores Aragón, tuvo acceso a varios libros de Castellanos, lo que marcó profundamente su vida académica y personal.

El teatro como herramienta de transformación

La dramaturgia de Rosario Castellanos se caracterizó por su audacia, ironía y capacidad crítica. Una adaptación universitaria de su obra El eterno femenino permitió explorar los roles femeninos históricos y la posibilidad de una identidad renovada. En Tablero de damas, caricaturizó a intelectuales de su época, lo cual generó controversia en ciertos círculos culturales.

Contribución en comunidades indígenas

En Chiapas, Castellanos trabajó en el Instituto Indigenista y fundó el Teatro Petúl, una iniciativa educativa mediante títeres que abordaba temas de salud y convivencia. Diseñó el personaje de Petúl, un muñeco tzotzil que dialogaba con una contraparte infantil, con el objetivo de promover cambios sociales. Se estima que escribió más de 60 obras breves para esta compañía.

Presencia ausente en los festejos actuales

A pesar de la relevancia de su obra teatral, no se han presentado suficientes montajes de sus obras en los eventos conmemorativos de su centenario. Su dramaturgia, reconocida por su crítica social y libertad creativa, sigue siendo poco valorada en el ámbito escénico actual.

“El teatro de Castellanos es audaz y franco. Dibuja cada escena con soltura y libertad. Es verosímil, poético, crítico y agudo.”

“Yo sí la hubiera traído en un barco.”

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