El análisis económico indica que las políticas arancelarias implementadas por Estados Unidos tendrían un impacto desproporcionado en los trabajadores de naciones con economías emergentes. “Soy uno de los más de 1.800 economistas que recientemente firmaron una carta en la que enfatizan que la libertad de comercio está asociada con ingresos más altos, tasas más rápidas de crecimiento económico y mayor eficiencia económica”, señaló un experto.
Consecuencias en países en desarrollo
Entre las naciones más afectadas se encontrarían Bangladesh, Camboya, Ecuador, Guatemala, Lesoto y Vietnam. En estos países, la producción destinada a exportación ha generado millones de empleos que permitieron reducir significativamente los índices de pobreza. Casos emblemáticos son los de Vietnam y Bangladesh, donde la industria textil representa una porción sustancial de sus economías.
Ejemplo de Vietnam
En Vietnam operan 162 fábricas proveedoras de Nike que emplean a medio millón de trabajadores, mientras que los proveedores de Apple dan empleo a casi 200,000 personas. “Los márgenes de beneficio de estos proveedores no suelen superar el 5%. Un arancel del 46% destruiría puestos de trabajo en estas fábricas”, advirtieron los especialistas. El salario promedio en estos establecimientos ronda los 10 dólares diarios, cifra que supera ampliamente el umbral de pobreza extrema establecido en 2.15 dólares diarios.
Impacto en Bangladesh
La industria de confección en Bangladesh emplea a 4 millones de personas y representa el 80% de sus exportaciones totales. “La población de Bangladesh en 2000 era de poco menos de 135 millones. Eso significa que unos 40 millones de personas vivían en la pobreza extrema en ese momento. En 2020, con una población que había crecido a 166 millones, solo 17 millones vivían en esas condiciones”, detallaron los analistas. La reducción de la pobreza extrema en este país fue del 66% desde el año 2000 gracias, en gran medida, al desarrollo industrial vinculado al comercio internacional.
Balance global del comercio internacional
Según datos del Banco Mundial, el porcentaje de población mundial en situación de pobreza extrema descendió del 31% en 1990 al 8% actual. “El comercio internacional es realmente beneficioso para todos. Proporciona a los consumidores estadounidenses una mayor variedad de productos a precios más baratos y eleva nuestro nivel de vida”, concluyeron los economistas. Sin embargo, enfatizaron que los trabajadores de países en desarrollo podrían ser los más afectados si continúan las tensiones comerciales.