Temores infundados pero persistentes
Un estudio publicado en The Journal of Clinical Ophthalmology revela que una parte significativa de adultos mayores evita la cirugía de cataratas por temor a perder la visión, a pesar de que este procedimiento tiene una tasa de éxito cercana al 95%. Según los datos, el 36% de los pacientes encuestados expresó preocupación sobre esta intervención, con más del 50% temiendo que pudiera derivar en pérdida visual.
Conocimiento no elimina el temor
La investigadora principal, la doctora Lisa Kelly, señaló que
“Encontramos que los pacientes que se beneficiarían de la cirugía entendieron razonablemente el procedimiento después de que los educamos al respecto”
, destacando que
“Pero incluso con explicaciones claras a veces su miedo persistía”
. Kelly, quien también es directora de educación estudiantil de medicina en el Departamento de Oftalmología de la Universidad de Cincinnati, enfatizó que el problema no radica en la falta de información.
Comunicación efectiva es clave
Un grupo de 42 pacientes, predominantemente afrodescendientes y con una edad promedio de 66 años, participó en el estudio realizado en la Clínica Oftalmológica Hoxworth. La investigadora Stephanie Hu, quien también participó en el estudio, indicó que
“Sobrecargar a los pacientes con datos no necesariamente alivia sus preocupaciones”
. El análisis sugiere que fortalecer la relación médico-paciente y mantener una comunicación abierta resulta fundamental para superar estos miedos.
Procedimiento seguro y común
Las cataratas se originan cuando las proteínas del cristalino se agrupan, causando visión borrosa. Según la Clínica Cleveland, aproximadamente la mitad de las personas que llegan a los 90 años requieren cirugía de cataratas. El tratamiento consiste en sustituir el cristalino natural por uno artificial transparente, en un procedimiento rápido y sin dolor, del cual se realizan más de tres millones de casos anuales en Estados Unidos.
Lección para el sector salud
Para Kelly, este hallazgo representa
“un recordatorio de que nuestros pacientes son personas con miedos reales. Nuestro papel es asociarnos con ellos en el cuidado de su salud”
. La investigación pone en evidencia que, aunque la educación médica es relevante,
“no siempre es suficiente. Lo que es igualmente importante es construir relaciones y confianza para ayudar a los pacientes a superar el miedo”
.