Descubrimiento en un cementerio
En busca de la tumba de Elena Torres, investigadora y sufragista de la primera mitad del siglo XX, dos especialistas se adentraron en el panteón de Xoco, en Coyoacán. Guiadas por el encargado del lugar, revisaron lápidas y registros sin éxito hasta descubrir un espacio apenas marcado con ladrillos.
Según el relato de una de las exploradoras, “Esa era la tumba de Elena Torres, gloria de la educación nacional de la primera mitad del siglo XX. Solo el diseño del esquema de desayunos escolares en la época de Vasconcelos le valdría un reconocimiento permanente”. La investigadora destacó que “habíamos pensado que la tumba iba a estar abandonada, porque Elena no tuvo descendientes, pero jamás imaginamos encontrar un espacio sin lápida, sin nombre, sin recuerdo”.
Un homenaje merecido
Después de localizar la ubicación, se gestó un esfuerzo por conseguir una lápida conmemorativa. Finalmente, la Asociación del Servicio Exterior Mexicano cubrió los costos para su instalación. Durante la colocación del monumento, se realizó un pequeño evento con lecturas de su biografía y selecciones musicales.
Se excluyó la presencia de autoridades oficiales, ya que según palabras de la investigadora, “Elena se enfrentó en distintas ocasiones a las autoridades que menospreciaron, ocultaron y obstaculizaron su trabajo”, agregando que “nosotras sólo tenemos autoridad moral ¡Nomás!”.
Legado en piedra
La inscripción en la lápida recoge una frase emblemática de Elena Torres: “Los males deben curarse radicalmente, y eso sólo la educación puede lograrlo”. Este mensaje, junto con el esfuerzo por recuperar su memoria, simboliza una reparación histórica por el olvido al que fue sometida esta figura clave en la educación nacional.