El impacto psicológico de los modelos familiares idealizados
Las producciones audiovisuales que retratan la vida cotidiana de familias mediáticas han generado un debate sobre sus efectos en el público. “Juntar a las mujeres de mi vida y hacer un proyecto en común es algo que nunca hubiese pensado”, comentó Vicky Martín Berrocal sobre su participación en una docuserie que muestra la interacción entre tres generaciones de su familia. Estas representaciones, aunque buscan destacar la importancia de la cohesión familiar, pueden tener efectos contraproducentes en personas cuyos vínculos familiares no responden a ese modelo.
Presión social y modelos excluyentes
“El enfoque se centra en las parejas blancas, heterosexuales y casadas”, denuncia un análisis sobre las políticas públicas impulsadas en varios países. Esta tendencia se observa tanto en Estados Unidos con declaraciones de figuras políticas como J.D. Vance y Donald Trump, como en Italia bajo el gobierno de Giorgia Meloni, donde se promueven medidas que favorecen específicamente a ciertos modelos familiares tradicionales, dejando por fuera otras formas de organización familiar.
Cuestionamiento filosófico sobre la institución familiar
En su libro Abolir la familia, Sophie Lewis plantea una crítica profunda sobre la estructura familiar: “La familia como experiencia vivida, en cierta medida, sigue siendo algo ficticio”. La autora argumenta que aunque algunas familias pueden brindar amor y cuidado, para muchas personas representan espacios de dolor, abandono y abuso. “Somos millones las que convivimos en formas ‘ad hoc’, raras, creativas, temporales”, explica, destacando la diversidad de realidades que quedan fuera del modelo idealizado.
El efecto en la salud mental del público
Montse Cazcarra, psicóloga y autora de Amor sano, amor del bueno, advierte sobre los efectos de compararse con las familias que se muestran en los medios: “Puede haber escenas o interacciones que nos remuevan: algo así como recordarnos lo que nos faltó o aquello que anhelamos”. La experta señala que estas representaciones pueden llevar a cuestionamientos dolorosos sobre las propias decisiones familiares y generar sentimientos de inadecuación.
El mito de la unidad familiar perfecta
Raquel Molero, psicóloga y directora de AraPsicología, explica que “este tipo de representaciones refuerzan con fuerza lo que el psiquiatra Luigi Onnis denominó el mito de unidad familiar: una imagen de familia perfectamente cohesionada, cálida y leal, que funciona como refugio emocional”. Sin embargo, advierte que “esa supuesta unidad se sostiene a costa de otras cosas: la individualidad, la privacidad, el derecho a diferenciarse”.
Maternidad idealizada y realidad cotidiana
“Ser una buena madre y ser una buena profesional a la vez se acompaña de renuncias”, asegura Cazcarra al analizar la presión sobre las mujeres para cumplir con roles múltiples. La experta recomienda adoptar una actitud compasiva y recordar que “lo que vemos es solo una ventanita de la vida de esas personas”, advirtiendo sobre la invisibilidad de los desafíos no mostrados en estas representaciones.
Revisión crítica del concepto de felicidad familiar
“¿Y si fueran las familias felices las anomalías milagrosas?”, se pregunta Sophie Lewis citando a Ursula K. Le Guin. La autora señala que “en la base de la felicidad familiar hay toda una subestructura de sacrificios, represiones, contenciones, elecciones que se han hecho o a las que se ha renunciado”, desmontando el discurso que presenta la felicidad familiar como algo natural y accesible para todos.
