En México, el tabaquismo persiste como una de las principales amenazas para la salud colectiva. Aunque existen avances en regulaciones como la prohibición de fumar en espacios públicos y limitaciones a la publicidad, millones de personas siguen expuestas a un hábito que provoca la muerte de más de 50 mil mexicanos anualmente, de acuerdo con registros oficiales de la Secretaría de Salud.
Consecuencias para la salud y sociedad
El consumo de tabaco no solo genera dependencia, sino que también conduce a enfermedades graves como el cáncer pulmonar, afecciones cardiovasculares y trastornos respiratorios crónicos. Además, el impacto no se limita a los fumadores, ya que el humo pasivo afecta a menores, mujeres embarazadas, empleados y grupos familiares, aumentando su riesgo de desarrollar condiciones igual de peligrosas.
Costos económicos y necesidad de acción
El gasto en tratamientos médicos por enfermedades derivadas del tabaco supera ampliamente las ganancias fiscales obtenidas por su comercialización. Esto implica que la sociedad enfrenta un costo elevado en gastos de salud y disminución de la productividad laboral, mucho mayor al ingreso generado por impuestos. Sin embargo, el costo más grave es el humano, imposible de cuantificar.
Es fundamental intensificar las estrategias de información, especialmente dirigidas a los jóvenes, quienes están siendo seducidos por alternativas como los cigarrillos electrónicos. También es imprescindible que las autoridades refuercen la supervisión de las normas vigentes y apoyen programas diseñados para dejar de fumar. El tabaquismo no es un asunto privado, sino un problema colectivo con repercusiones profundas. Para enfrentarlo, se requiere de decisiones políticas firmes, educación continua y participación ciudadana. “Porque cada cigarro no fumado es una oportunidad ganada para vivir mejor.”