Internacional

Reflexiones sobre la vocación docente: experiencia y aprendizaje en Chiapas

Encuentro con la vocación pedagógica

Un profesor chiapaneco compartió su trayectoria académica durante un evento en Tuxtla Gutiérrez, destacando cómo su camino hacia la docencia universitaria se forjó a través de experiencias vitales y profesionales. “Creo que teníamos a Dios cogido de los pelos y no aprendimos a escuchar razones”, reconoció al recordar su juventud.

De la militancia política a las aulas universitarias

Durante los años setenta y ochenta, el académico alternó estudios con trabajo y actividades políticas no partidistas. Tras rechazar inicialmente una oportunidad docente, “vuelvo hasta que efectivamente la vida, la familia, el trabajo y los amigos, algo me habían enseñado”, señaló. Su retorno a la enseñanza ocurrió en 1997, después de 15 años de experiencia laboral.

Formación académica y compromiso docente

El docente detalló cómo preparó su retorno a las aulas consultando con colegas como Marco Antonio Ovando, a quien acudió para “aprender a enseñar”. Tras recibir apoyo del rector Arturo Morales Urioste, comenzó impartiendo asignaturas como “Metodología de la Investigación” y “Geopolítica de las Relaciones Internacionales”.

Transformación personal y profesional

En 2003 asumió plenamente su rol docente, combinando clases, investigación y tutoría. “Me pareció la cosa más ordinaria del mundo, pero al mismo tiempo, la más grande y sublime”, describió su experiencia al frente de grupos de estudiantes que podían ser sus propios hijos.

Desafíos de la educación en Chiapas

El académico lamentó las condiciones en que opera la Facultad de Humanidades, con aulas superpobladas y recursos limitados. “Nuestra Facultad: la oveja negra, la abandonada a su suerte”, afirmó, reconociendo el esfuerzo por mantener estándares académicos a pesar de las dificultades.

Legado y futuro de la docencia

Entre sus reflexiones finales, destacó la importancia de la experiencia previa en la formación docente: “Debe nuestra Facultad… favorecer la práctica profesional previa y externa de sus nuevos profesores, antes de su contratación”. También advirtió sobre los riesgos de la endogamia académica.

“Dos satisfacciones tengo: una, cuando de suerte por la calle, en el café, en el restaurant, en la redD, en el twitter e incluso en la cantina, más de alguien egresado, en voz alta me dice: ¡Hola profesor! ¡Hola tícher! Aunque ya no recuerde sus nombres, y dos: ahora sí, muuy de repente, cuando fuera de guion, fuera de programa e incluso fuera de mí mismo, le tiro a mis estudiantes un rollo de aquellos, termino sudoroso y al fin me aplauden.”

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