Un viaje nostálgico en cada trayecto
Óscar Omar Hernández Pozos, conductor de taxi en Xalapa, ofrece a sus clientes un recorrido que trasciende el espacio físico. Con 33 años dedicados al volante, ha convertido sus trayectos en experiencias que conectan a los pasajeros con sus memorias infantiles a través de objetos vintage.
En el tablero de su vehículo, una exhibición de autos en miniatura y monedas de décadas pasadas despierta curiosidad y conversaciones. Según sus palabras, “imagínese qué pesado sería mi trabajo si no platicara con las personas”, destacando así la importancia de la interacción humana en su labor diaria.
Recuerdos que cobran vida
Los pasajeros, al observar los vehículos clásicos y monedas de 10 pesos de los años 80 y 90, inevitablemente rememoran sus días de escuela y juegos como los trompos, el yoyo, o las tradicionales partidas de “tamalada”. “Es bonito escuchar a las personas contar de cuando eran niños”, comenta el taxista, aunque expresa preocupación por cómo las nuevas generaciones prefieren dispositivos electrónicos a los juegos al aire libre.
La colección, que incluye desde vochos hasta coches de carreras, actúa como un catalizador de historias. Óscar señala que “nadie se resiste a platicarle su infancia”, convirtiendo cada viaje en un recorrido hacia el pasado.
Anécdotas inolvidables
Además de ser un puente hacia la nostalgia, Óscar ha vivido situaciones inesperadas durante su trayectoria. Entre ellas, relata un episodio peculiar con una pareja que, tras comenzar una discusión violenta en la parte trasera del taxi, terminó en una confrontación verbal con el conductor. La señora, al bajarse, afirmó ser abogada, a lo que respondió: “Pues con la pena, pero en mi taxi mando yo”.
Otra experiencia sobrenatural marcó su memoria: transportó a una mujer vestida de negro que desapareció tras indicarle que la esperara. Al acudir a la casa, un hombre le reveló que la mujer había fallecido hace una década. “¡Se queda uno..!, ¡hasta escalofríos dan!”, expresó con emoción al recordarlo.
Un legado xalapeño
Nacido y criado en Xalapa, Óscar pertenece a una familia de seis hermanos. La reciente pérdida de su madre ha fortalecido los lazos familiares. A sus 55 años, asegura no haber enfrentado incidentes relacionados con la inseguridad local y espera continuar en el oficio “hasta que el cuerpo aguante”, con la misma sonrisa que lo caracteriza.