La presión ciudadana crece para que la FIFA revise sus alianzas comerciales, en medio de la próxima Copa Mundial de Clubes. Organizaciones exigen que grandes empresas de refrescos dejen de asociarse a eventos deportivos de alto impacto global. La preocupación se centra en cómo estos patrocinios contradicen los valores de vida saludable promovidos por el deporte.
Conexión tóxica entre grandes ligas y productos dañinos
El protagonismo de ciertas marcas en competencias internacionales genera controversia. La presencia de estas corporaciones en torneos multitudinarios ha sido comparada con anteriores controversias, como la eliminación de ciertos patrocinadores en eventos olímpicos pasados. Se plantea un cuestionamiento ético sobre el mensaje que se transmite al público infantil y a las familias en general.
“Cuando los aficionados se conectan para ver competir a los mejores futbolistas del mundo, se ven bombardeados por la imparable publicidad de la industria de bebidas endulzadas”, señala un comunicado de la campaña “Expulsemos a la gran industria de bebidas del deporte”. Esta iniciativa destaca cómo se distorsiona la relación entre rendimiento atlético y consumo de productos nocivos.
Impacto en salud pública y medio ambiente
Las bebidas azucaradas han sido vinculadas a enfermedades como la diabetes tipo 2, obesidad y caries dentales, particularmente en sectores vulnerables. En países como México, el consumo de estos productos se ha convertido en un problema de salud nacional. Además, la producción de envases plásticos por estas empresas genera contaminación global, mientras su extracción de recursos hídricos afecta a comunidades con escasez de agua.
“Se trata de publicidad engañosa que se apropia de valores y símbolos para maquillar su producto: un producto que nos deja enfermedad, mientras las ganancias se van a sus accionistas”, denuncia el comunicado. La crítica se enfoca en cómo se manipula la percepción del consumidor, asociando productos perjudiciales a imágenes de vitalidad y bienestar.
Historial comercial que contrasta con valores deportivos
La discusión no es nueva. Hace años se logró expulsar a ciertos patrocinadores de eventos olímpicos, sentando precedente en la lucha contra publicidad considerada inadecuada para audiencias masivas. Ahora, la atención se centra en cómo el fútbol mundial sigue siendo financiado por industrias con historial de daños sociales y ecológicos. Organismos internacionales han señalado la necesidad de alinear el deporte con estándares de responsabilidad pública.