El proceso electoral rumano avanzó hacia su fase definitiva con la confirmación de su segunda vuelta presidencial programada para el 18 de mayo. El escenario político se volvió especialmente inestable tras los resultados obtenidos el 4 de mayo, cuando George Simion, figura identificada con posiciones extremas y alineadas con Donald Trump, lideró las preferencias electorales.
Crisis gubernamental y volatilidad económica
La contienda electoral detonó una crisis institucional que concluyó con la renuncia del primer ministro Marcel Ciolacu, perteneciente al Partido Socialdemócrata (PSD), provocando el colapso de la coalición PNL-PSD. Como solución transitoria, el presidente interino Klaus Iohannis designó a Dacian Cioloş, representante del Partido Nacional Liberal (PNL), como encargado de gestionar el periodo previo a la nueva elección presidencial.
La incertidumbre política generó consecuencias inmediatas en los mercados financieros, provocando una caída del valor de la moneda local frente al euro y agitando al sector bursátil rumano.
Programas de austeridad y militarización
Los dos candidatos que disputarán la presidencia han presentado iniciativas que reflejan una agenda de recortes sociales y fortalecimiento militar. George Simion anunció un plan que contempla la eliminación de medio millón de empleos en el sector público, medida inspirada en políticas de estilo trumpista. Este enfoque incluye la promoción de contrataciones locales en detrimento de la fuerza laboral extranjera, además de expresar admiración por figuras como Elon Musk y el presidente argentino Javier Milei.
Por su parte, Nicusor Dan, opción considerada más alineada con las instituciones europeas, ha planteado ajustes fiscales “dolorosos pero necesarios” y prometido estabilidad tributaria para atraer inversiones. Su gestión previa en el ayuntamiento de Bucarest se caracterizó por despidos masivos y la eliminación de programas sociales.
Sindicatos y polarización política
El Bloque Sindical Nacional (BNS), segunda organización laboral más importante del país, organizó un debate entre ambos candidatos durante su congreso del 7 de mayo. Durante el encuentro, los sindicalistas enfocaron sus preguntas en las estrategias para aprovechar los recursos militares rumano-europeos, recibiendo respuestas favorables a la expansión de la industria de defensa en el territorio.
Destacados líderes sindicales han firmado acuerdos de apoyo a Simion, incluyendo pactos que promueven la reapertura de minas cerradas y el fortalecimiento de políticas bélicas. Entre ellos se encuentra Constantin Cretan, históricamente asociado a traiciones durante movimientos laborales de los años 90.
Contexto ideológico y internacional
El escenario político refleja una polarización creciente entre fuerzas de extrema derecha y sectores considerados pro-europeos, ambos comprometidos con políticas neoliberales. La cobertura mediática ha intentado posicionar a Dan como alternativa “democrática” frente al avance de la ultraderecha, mientras continúan las tensiones por la participación rumana en conflictos internacionales como la guerra en Ucrania.
Las elecciones se desarrollan en un contexto donde movimientos de izquierda auténtica carecen de representación significativa, con partidos tradicionales adoptando agendas contrarias a los intereses de la clase trabajadora. La historia reciente muestra alianzas entre sindicatos y partidos postestalinistas que han debilitado la capacidad de resistencia laboral.