Economía
Impacto potencial en México por cierre del Estrecho de Ormuz, vía crítica para comercio energético global
Estrategia energética global y su conexión con México
El Estrecho de Ormuz, ubicado entre Omán e Irán, actúa como una arteria vital para el comercio mundial de energía, por donde circula cerca del 20% del petróleo global y proporciones semejantes de gas natural licuado. Aunque el país azteca no utiliza directamente esta ruta marítima para sus transacciones comerciales, eventos disruptivos en este punto geográfico podrían generar repercusiones económicas significativas.
“Cualquier cierre, temporal o prolongado, debido a tensiones geopolíticas o conflictos armados, generaría un shock inmediato en los precios”, señala el análisis de especialistas en logística marítima.
Efectos colaterales en economía nacional
Las fluctuaciones en los mercados internacionales de hidrocarburos afectarían directamente al país norteamericano, especialmente considerando que aunque posee campos productores como Ku-Maloob-Zaap con una producción superior a 700 mil barriles diarios, requiere importaciones de petróleo liviano para sus procesos de refinación. La interdependencia con el mercado externo se refleja claramente en los precios de combustibles dentro del territorio nacional.
Escenarios de volatilidad extrema, con cotizaciones por encima de 150 o 200 dólares por barril, pondrían presión sobre el gobierno para expandir programas de apoyo financiero, incrementando gastos públicos. Esta situación podría desencadenar consecuencias múltiples:
- Mayor costo de gasolinas y diésel, impactando el transporte de bienes
- Incremento de tarifas eléctricas en regiones dependientes de gas licuado
- Alza inflacionaria afectando el poder adquisitivo ciudadano
- Devaluación potencial del peso mexicano ante inestabilidad mundial
Alternativas limitadas de transporte energético
Existen opciones de infraestructura alternativa como el sistema de ductos East–West en Arabia Saudita y la vía Habshan–Fujairah en Emiratos Árabes Unidos, pero su capacidad combinada apenas alcanza entre 4 y 6 millones de barriles diarios, muy por debajo de los 20 millones que transitan diariamente por el estrecho persa.
Aunque los buques mexicanos no navegarían directamente por esta zona de potencial conflicto, la nación enfrentaría impactos colaterales en múltiples sectores económicos, particularmente en aspectos relacionados con energía, inflación y estabilidad monetaria.